lunes, 11 de abril de 2016

Tercera edad



  •  Esta semana , en la entrada semanal pondré un texto de Mariano Osorio, al leerlo me hizo reflexionar del trato a nuestros mayores y quiero compartirlo con vosotros para que os ayude a tener otra visión , de quienes un día , hicieron tanto por nosotros .



El día que esté viejo y ya no sea el mismo,
 ten paciencia y comprenderme.
 cuando derrame comida sobre mi camisa
 y olvide como atarme los zapatos,
 recuerda las horas que pasé enseñándote a hacer las mismas cosas.

Si cuando converses conmigo repito y repito la misma historia 
que tu conoces de sobra como termina,
 no me interrumpas y escúchame.
Ya que cuando eras pequeño,
 para que te durmieras
 tuve que contarte miles de veces el mismo cuento
 hasta que cerraras tus ojitos.
Cuando estemos reunidos 
y sin querer me haga mis necesidades 
no te avergüences y comprenderme,
 que no tengo la culpa de ello,
 pues ya no puedo controlarlas.
 piensa cuantas veces te ayude de niño 
y estuve pacientemente a tu lado
 esperando a que terminaras lo que estabas haciendo. 

No me reproches porque no quiera bañarme; 
no me regañes por ello. 
recuerda los momentos que te perseguía
 y los mil pretextos que inventaba 
para hacerte mas agradable tu aseo. 

Acéptame y perdóname ya que el niño ahora soy yo... 
Cuando me veas inútil e ignorante 
frente a todos los aparatos tecnológicos que ya no podré entender,
 te suplico
 que me des todo el tiempo que sea necesario
 para no lastimarme con tu sonrisa burlona. 
Acuérdate que fui yo el que te enseñó tantas cosas.
 a comer, a vestirte y la educación para enfrentar la vida tan bien como lo haces, 
son el producto de mi esfuerzo y perseverancia por ti. 

Cuando en algún tiempo 
mientras conversamos
 me llegue a olvidar del tema del que estamos hablando,
 dame todo el tiempo que sea necesario hasta que yo recuerde
 y si no puedo hacerlo no te burles de mi.
 tal vez no era importante lo que hablaba 
pero a mi me bastaba con que solo me escucharas ese momento. 

Si alguna vez ya no quiero comer,
 no me insistas. 
se cuanto puedo hacer y cuanto no debo hacer.
 también comprende que con el paso del tiempo
 ya no tengo dientes para morder
 ni gusto para sentir. 

Cuando me falten mis piernas por estar cansadas para andar
 dame una mano tierna para apoyarme, 
como lo hice yo
 cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernecitas. 

Por último,
 cuando algún día me oigas decir que ya no quiero vivir
 y solo desearía morir,
 no te enfades. 
Algún día entenderás
 que esto no tiene nada que ver con tu cariño
 ni con cuanto te amo.
 trata de comprender que ya no vivo sino sobrevivo
 y eso no es vivir. 

siempre quise lo mejor para ti
 y he preparado los caminos que has debido recorrer.
 piensa entonces que con el paso que me adelanto a dar
 estaré construyendo para ti
 otra ruta en otro tiempo, 
pero siempre contigo.
No te sientas triste 
o impotente por verme como me ves.
 dame tu corazón, comprenderme y apóyame 
como yo lo hice cuando empezaste a vivir...

de la misma manera 
como te he acompañado en tu sendero 
te ruego me acompañes a terminar el mío.
 dame amor y paciencia 
que yo te devolveré gratitud y sonrisas 
con el inmenso amor que tengo por ti. 

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